09 de Octubre, fiesta de SAN HÉCTOR VALDIVIELSO, primer Santo Argentino
Pensemos en que el odio a la fe
procede del adversario infernal, y quienes odian a la fe, se convierten en
instrumentos suyos.
En vez de mirar lo que otros hacen, consideremos
que no amamos suficientemente la Fe que como tesoro nos ha dado El Señor para
conservarlo y aumentarlo.
El heroísmo en la Fe es diario,
somos discípulos de Jesús, tomemos el ejemplo del primer Santo Argentino.
Héctor Valdivielso Sáez es uno de los ocho
católicos que alcanzó la corona del martirio durante la llamada Revolución de
Asturias, poco antes de la Guerra Civil Española. Nació el 31 de octubre de
1910.
A los 24 años de edad, convertido ya en
hermano de La Salle fue detenido por los marxistas en la escuela Nuestra Señora
de Covadonga, del pequeño pueblo de Turón, a 20 kilómetros de
Oviedo, donde enseñaban a hijos de mineros.
Después de permanecer varios días en la
"Casa del Pueblo", los siete hermanos lasallanos y el padre
pasionista que evangelizaba con ellos, fueron llevados de madrugada hasta el
cementerio ante cuyas tapias los fusilaron los milicianos, sin acusación ni
juicio previo.
En la ceremonia de beatificación, el 29 de
abril de 1990, Juan Pablo II dijo que habían sido martirizados por "odium
fidei", es decir, por odio a la fe, y que aceptaron cristianamente el
sacrificio antes de renunciar a Cristo Jesús.
El historiador Vicente Cárcel Ortí, experto en
el estudio de la persecución religiosa sufrida por España entre 1931 y 1939,
dice en su obra "Mártires españoles del siglo XX" que los mártires de
Turón "no fueron víctimas de una acción bélica, ni de una represión
política, sino que murieron a causa de la persecución religiosa desatada dentro
de un plan comunista de conquistar a España, como señaló Gregorio
Marañón al referirse a la llamada revolución de Asturias de 1934. Luego, a
partir de 1936, el plan se aplicó de manera sistemática".
Pensemos en que el odio a la fe procede del
adversario infernal, y quienes odian a la fe, se convierten en instrumentos
suyos.
En vez de mirar lo que otros hacen, consideremos
que no amamos suficientemente la Fe que como tesoro nos ha dado El Señor para
conservarlo y aumentarlo.
El heroísmo en la Fe es diario, somos discípulos
de Jesús, tomemos el ejemplo del primer Santo Argentino.
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