29 de Septiembre, Fiesta de SAN RAFAEL ARCÁNGEL
Dios no nos niega su salud, sanidad,
medicina, nosotros no lo vamos a buscar.
Si queremos ver algo diferente, si
deseamos acceder a la salud o medicina de Dios, debemos volver a Él, porque
todos los males se generan en la separación de Él, simplemente porque Él Es El
Bien Verdadero y Eterno, El Sumo Bien, El Único Bien, Él Es Dios y nos estamos
privando de Él.
Su nombre significa “Dios sana” o “Medicina de
Dios”.
En la biblia se lo menciona en el libro de
Tobías acompañándolo en su camino largo y peligroso, indicándole también como
vencer al demonio asmodeo. En dicho libro se relata la curación que realiza a
tobit.
Pensemos hoy donde es que Dios nos sana o da
su medicina, esto es en Él mismo y solo se produce por el encuentro con Él en
la oración y en la comunión.
Debemos recibir a Dios de Dios, en y de Él,
pero si no nos acercamos, estamos provocándonos el mal, nos hundimos-encerramos
en nosotros mismos generando la ausencia de Dios e no es otra cosa mas que el
infierno en vida.
Hay que volver a Dios para que Él vuelva a
nosotros, Él está ahí, al alcance de la mano, a la distancia de un pensamiento,
¿Cuánto cuesta pensar en Él?. Está ahí, en el Santísimo Sacramento del Altar,
¿Cuánto cuesta volver a la comunión con Él?.
Dios no nos niega su salud, sanidad, medicina,
nosotros no lo vamos a buscar.
Perdemos el tiempo hundidos-encerrados en
nosotros mismos, abismados en el infierno del ego dedicándonos a satisfacer al
tirano del ‘yo’.
Y esto ocurre aun cuando hablamos sobre Dios
todo el tiempo.
Si queremos ver algo diferente, si deseamos
acceder a la salud o medicina de Dios, debemos volver a Él, porque todos los
males se generan en la separación de Él, simplemente porque Él Es El Bien
Verdadero y Eterno, El Sumo Bien, El Único Bien, Él Es Dios y nos estamos
privando de Él.
Nos estamos privando de Dios y así nos
provocamos todos los males porque nos privamos del Bien Verdadero.
Dios no se niega, no se resiste, no se oculta,
el problema es que todavía no hemos levantado la cabeza, no lo hemos buscado,
no hemos salido de nosotros mismos, por ello es seguimos postrados en la
miseria padeciendo su ausencia.
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