05
de Octubre, día de Santa Sor María Faustina de Kowalska
Reflexionemos sobre la Divina
Misericordia: Es el mismo Amor de Dios que quiere salvar a las almas y les
Revela la Verdad, no para acusarlas, sino para corregirlas, limpiarlas,
liberarlas, purificarlas, para que rechacen lo malo y elijan lo bueno.
Recordar que la Iglesia es refugio
de pecadores arrepentidos, no de pecadores orgullosos de sus perversiones, la
Misericordia de Dios no es una excusa para persistir en el error, sino que es el
medio para volver al Camino, a Dios mismo, a la Verdad, y esto implica
renunciar a vicios, corrupciones, rebeldías para obedecer a Dios y seguir al
Señor.
Es llamada “Apóstol de la Divina Misericordia”.
Es una milagrosa intervención del Señor para revelar-dar-donar su Divina
Misericordia al final de los tiempos.
El Señor quiso revelar y extender el culto a
su Divina Misericordia por medio de estas actividades:
1.– Alcanzar la misericordia
de Dios para el mundo entero, y especialmente para los pecadores a través de la
práctica de las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia, dadas por el
Señor:
-Imagen de la Divina Misericordia con la
inscripción: Jesús, en vos confío.
-Fiesta de la Divina Misericordia, el primer
domingo después de la Pascua de Resurrección.
-Coronilla a la Divina Misericordia y la
oración a la hora de la Misericordia (las tres de la tarde).
2.– Proclamar al mundo la
verdad revelada en la Sagrada Escritura sobre el amor misericordioso de Dios.
3.– Otra tarea es inspirar un
movimiento apostólico de la Divina Misericordia que ha de proclamar y alcanzar
la misericordia de Dios para el mundo y aspirar a la perfección cristiana siguiendo
el camino trazado por sor María Faustina.
4.– Escribir el Diario por mandato del Señor Jesús
y de los confesores.
Reflexionemos sobre la Divina Misericordia: Es
el mismo Amor de Dios que quiere salvar a las almas y les Revela la Verdad, no
para acusarlas, sino para corregirlas, limpiarlas, liberarlas, purificarlas,
para que rechacen lo malo y elijan lo bueno.
Recordar que la Iglesia es refugio de pecadores
arrepentidos, no de pecadores orgullosos de sus perversiones, la Misericordia
de Dios no es una excusa para persistir en el error, sino que es el medio para volver
al Camino, a Dios mismo, a la Verdad, y esto implica renunciar a vicios,
corrupciones, rebeldías para obedecer a Dios y seguir al Señor.
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