9 dic 2018

EVANGELIO DEL DOMINGO, meditación, segundo domingo de adviento


EVANGELIO DEL DOMINGO, meditación, segundo domingo de adviento


Así se revela el Amor de Dios y acá es donde nos Ama verdaderamente, cuando no permite que continuemos evadidos de la realidad mintiéndonos-engañándonos a nosotros mismos.


“...Y toda carne verá la salvación de Dios”, (Lc 3).


 Ego, ego y mas ego, las almas se pierden en el abismo del ego porque no hacen otra cosa mas que pensar en su falso dios, rey y señor que es el ‘yo’.

 Se preocupan, obsesionan, angustian, desesperan, y es porque no dejan de mirar hacia abajo, no dejan de contemplar su ombligo en el mas completo olvido de Dios, en la mas abominable negación de Él.

 Permanecen evadidas de la realidad, encerradas en la fantasía de su orgullo y hacen lo que quieren mientras que se arrastran como gusanos sobre la faz de la tierra buscando aceptación, reconocimiento, adoración para su máscara, ese orgullo delirante por el que esperan ser reconocidas, tomadas en cuenta, amadas, adoradas.

 Dios está a las puertas y llama, golpea, rompe esa muralla de orgullo, pincha el globo, devolviéndonos a la realidad.

 Ahí se revela el Amor de Dios, ahí es donde nos Ama verdaderamente, cuando no permite que continuemos evadidos de la realidad mintiéndonos-engañándonos a nosotros mismos.

 Hay que abrir los ojos a la realidad, dejar de mentirse-engañarse a sí mismo, tenemos que dejar de preocuparnos por el ego delirante porque, de lo contrario, nos convertiremos en esclavos del orgullo que se pierden auto justificándose mientras que se angustian y desesperan tratando de convencer a otros de sus supuestas bondades escondiendo sus vicios.

 La salvación comienza en la Verdad, Dios Es la Verdad y nos dice-revela la Verdad para que dejemos de mentirnos-engañarnos, para que aceptemos su corrección que nos reencamina.


Lecturas del próximo Domingo 2º de Adviento - Ciclo C


Primera lectura, Lectura del libro de Baruc (5,1-9):

Jerusalén, despójate de tu vestido de luto y aflicción que llevas, y vístete las galas perpetuas de la gloria que Dios te concede.
Envuélvete en el manto de la justicia de Dios, y ponte en la cabeza la diadema de la gloria del Eterno, porque Dios mostrará tu esplendor a cuantos habitan bajo el cielo. Dios te dará un nombre para siempre: «Paz en la justicia» y «Gloria en la piedad».
En pie, Jerusalén, sube a la altura, mira hacia el oriente y contempla a tus hijos: el Santo los reúne de oriente a occidente y llegan gozosos invocando a su Dios. A pie tuvieron que partir, conducidos por el enemigo, pero Dios te los traerá con gloria, como llevados en carroza real. Dios ha mandado rebajarse a todos los montes elevados y a todas las colinas encumbradas; ha mandado rellenarse a los barrancos hasta hacer que el suelo se nivele, para que Israel camine seguro, guiado por la gloria de Dios. Ha mandado a los bosques y a los árboles aromáticos que den sombra a Israel. Porque Dios guiará a Israel con alegría, a la luz de su gloria, con su justicia y su misericordia.

Palabra de Dios

Salmo Sal 125,1-2ab.2cd-3.4-5.6

R/. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres

V/. Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R/.

V/. Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R/.

V/. Recoge, Señor, a nuestro cautivos
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R/.

V/. Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.

Segunda lectura, Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (1,4-6.8-11):

Hermanos:
Siempre que rezo por vosotros, lo hago con gran alegría. Porque habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio, desde el primer día hasta hoy.
Ésta es nuestra confianza: que el que ha inaugurado entre vosotros esta buena la obra, llevará adelante hasta el Día de Cristo Jesús.
Testigo me es Dios del amor entrañable con que os quiero, en Cristo Jesús.
Y esta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores.
Así llegaréis al Día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, para gloria y alabanza de Dios.

Palabra de Dios

Evangelio del domingo Lectura del santo evangelio según san Lucas (3,1-6):

En el año decimoquinto del imperio del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tretarca de Iturea y Traconítide, y Lisanio ttetrarca de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
«Voz del que grita en el desierto:
Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos;
los valles serán rellenados,
los montes y colinas serán rebajados;
lo torcido será enderezado,
lo escabroso será camino llano.
Y toda carne verá la salvación de Dios».

Palabra del Señor.


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