Evangelio
del día, lecturas del domingo, meditación
Dios Es Amor, la prueba de Dios es en
el amor, no importa lo que sepamos, no toma un examen intelectual, Él mira los
corazones.
Él Es Amor y sabe lo que es el amor,
no lo podemos engañar, Él nos juzga, mira, pesa, no podemos mentirle, solo nos
engañamos a nosotros mismos.
Es hora de empezar a amar en verdad,
no de los labios hacia fuera, sino de verdad y con hechos.
Lo esencial de las lecturas:
La viuda de
la primera lectura, claramente dio todo cuanto tenía al enviado de Dios.
La viuda
del Evangelio, según las mismas palabras de Aquel Que Es La Palabra de Dios,
también dio todo cuanto tenía.
El Señor
vivió de esa manera, por eso resaltó, señaló o llamó la atención sobre este
hecho, Él dio todo al Padre entregándose por completo a su Divina Voluntad,
Sumo Sacerdote y Víctima, Holocausto, consumido en el dolor en un Santo
Sacrificio perfecto.
El amor es entrega:
Considerando estas cosas, comprendemos que el
amor es entrega, entrega total a Dios que solo puede concretarse cuando
discernimos su Voluntad y lo seguimos-obedecemos colaborando en lo que Él hace y
quiere hacer, porque Él Es Dios.
Solo hay
verdadero amor a Dios cuando le prestamos la debida atención, cuando lo
seguimos-obedecemos discerniendo Su Voluntad y colaborando en Que Se
Haga-Reine-Triunfe en nuestra vida y en el mundo.
No hay
verdadero amor a Dios, real entrega, si no le prestamos atención, si no lo
escuchamos, si hacemos lo que queremos y luego llamamos a eso ‘religión’,
‘culto’, ‘espiritualidad’, etc.
Consideraciones sobre El Camino a
seguir, la obra del Señor y la Santísima Trinidad:
Una vez que
nos consagramos-entregamos a Él obedeciéndolo-siguiéndolo constantemente, Él
acepta este sacrificio total de la vida, nos toma, limpia, purifica, y ahí es
que nos consagra y envía para ser instrumentos suyos, verdaderas expresiones
del amor de Dios.
Lo que
hacemos por cuenta propia, es imitación, falsificación, puede parecer obra
piadosa, caritativa, espiritual, etc., pero no produce fruto.
Lo que
debemos hacer es seguir al Señor, entregarnos-consagrarnos al Padre, seguirlo
en Su Voluntad, porque ahí nos purifica, reordena, consagra, rehace.
El Señor
nos toma y va guiando como Sumo Sacerdote Eterno consagrándonos al Padre, Él
nos hace ofrenda perfecta.
Una vez que
El Padre acepta el sacrificio total de nuestra vida ofrecido por El Señor, Sumo
Sacerdote Eterno, nos bendice con su Espíritu, El Padre y El Hijo vienen a nosotros,
inhabitación y ahí la Santísima Trinidad nos envía a extender su Reino-Amor en
el mundo a servir-amar al prójimo.
Solo hay
verdadero amor a Dios cuando le prestamos la debida atención, cuando lo
seguimos-obedecemos discerniendo Su
Voluntad y colaborando en Que Se
Haga-Reine-Triunfe en nuestra vida y en el mundo.
La prueba de estos tiempos:
Dios
Es Amor, la prueba de Dios es en el amor, no importa lo que sepamos, no toma un
examen intelectual, Él mira los corazones.
Él
Es Amor y sabe lo que es el amor, no lo podemos engañar, Él nos juzga, mira,
pesa, no podemos mentirle, solo nos engañamos a nosotros mismos.
Es
hora de empezar a amar en verdad, no de los labios hacia fuera, sino de verdad
y con hechos.
Lecturas
del Domingo 32º del Tiempo Ordinario - Ciclo B
Primera lectura: Lectura del primer libro
de los Reyes (17,10-16):
En aquellos días, el profeta Elías se puso en camino hacia Sarepta, y, al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo: «Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para que beba.»
Mientras iba a buscarla, le gritó: «Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan.»
Respondió ella: «Te juro por el Señor, tu Dios, que no tengo ni pan; me queda sólo un puñado de harina en el cántaro y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves que estaba recogiendo un poco de leña. Voy a hacer un pan para mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos.»
Respondió Elías: «No temas. Anda, prepáralo como has dicho, pero primero hazme a mí un panecillo y tráemelo; para ti y para tu hijo lo harás después. Porque así dice el Señor, Dios de Israel: "La orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra."»
Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo. Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó, como lo había dicho el Señor por medio de Elías.
Palabra de Dios
En aquellos días, el profeta Elías se puso en camino hacia Sarepta, y, al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo: «Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para que beba.»
Mientras iba a buscarla, le gritó: «Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan.»
Respondió ella: «Te juro por el Señor, tu Dios, que no tengo ni pan; me queda sólo un puñado de harina en el cántaro y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves que estaba recogiendo un poco de leña. Voy a hacer un pan para mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos.»
Respondió Elías: «No temas. Anda, prepáralo como has dicho, pero primero hazme a mí un panecillo y tráemelo; para ti y para tu hijo lo harás después. Porque así dice el Señor, Dios de Israel: "La orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra."»
Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo. Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó, como lo había dicho el Señor por medio de Elías.
Palabra de Dios
Salmo: Sal 145,7.8-9a.9bc-10
R/. Alaba, alma mía, al Señor
Que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.
El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R/.
Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.
R/. Alaba, alma mía, al Señor
Que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.
El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R/.
Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.
Segunda lectura: Lectura de la carta a los
Hebreos (9,24-28):
Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres imagen del auténtico, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros. Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces como el sumo sacerdote, que entraba en el santuario todos los años y ofrecia sangre ajena; si hubiese sido así, tendría que haber padecido muchas veces, desde el principio del mundo. De hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo. Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez. Y después de la muerte, el juicio. De la misma manera, Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos. La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, a los que lo esperan, para salvarlos.
Palabra de Dios
Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres imagen del auténtico, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros. Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces como el sumo sacerdote, que entraba en el santuario todos los años y ofrecia sangre ajena; si hubiese sido así, tendría que haber padecido muchas veces, desde el principio del mundo. De hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo. Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez. Y después de la muerte, el juicio. De la misma manera, Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos. La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, a los que lo esperan, para salvarlos.
Palabra de Dios
Evangelio del domingo: Lectura del santo
evangelio según san Marcos (12,38-44):
En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.»
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales.
Llamando a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.»
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales.
Llamando a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»
Palabra del Señor
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