30 sept 2018

Evangelio del día, lecturas del domingo, meditación


Evangelio del día, lecturas del domingo, meditación



En medio de las dificultades debemos obrar al revés de como venimos haciéndolo:

Instintivamente tratamos de retomar el control, pero debemos obrar con Fe Verdadera, es decir, entregándonos a la Voluntad de Dios, dejándolo obrar a Él, dándole el lugar y el tiempo necesario para que Él haga lo que quiere hacer.

Las dificultades son para que aceptemos nuestros límites y veamos y aceptemos la necesidad de Dios, de un Salvador.

En el evangelio de hoy vemos como los discípulos quieren dirigir, controlar, supervisar al Señor, y Él les dice claramente que lo dejen construir su Reino en el mundo como Él sabe hacerlo, Él Es Dios, y en seguida, les dice que ellos mismos deben ordenarse, corregirse, ajustar el rumbo, pues si bien se creen muy fieles, no son perfectos ni están obedeciendo a Dios como es debido.

El límite que le ponemos a Dios, es un límite que padecemos nosotros mismos.


Números (11,25-29); Salmo 18; Carta de Santiago (5,1-6); Evangelio según san Marcos (9,38-43.45.47-48)


 El límite que le ponemos a Dios, es un límite que padecemos nosotros mismos.

 El limite se lo ponemos cuando obramos por nosotros mismos, cuando nos valemos por cuenta propia.

 Incluso hablando de Dios todo el tiempo, no le damos el lugar que corresponde.

 Cuando le ponemos un límite, cuando no lo dejamos Ser y Hacer, cuando no lo aceptamos verdaderamente como Dios, las consecuencias no tardan en llegar.

 La vida se desordena, trastoca, complica, comienzan los reveces, surgen las dificultades.

 Padeciendo las dificultades que nos provocamos, comenzamos a tratar de poner orden y buscamos instintivamente retomar el control, y ahí es donde provocamos mas desorden porque estamos limitando aun mas a Dios.

 Obramos con buena intención, pero nos vence-domina el miedo, nos controla el descontrol.

 En algún momento oímos la sugerencia del Señor, nos acordamos que tenemos Fe, entonces, nos dirigimos a Él, pero con la intención de ponerlo a nuestra disposición, queriendo que Él obre como se nos ocurre.

 La verdad es que Dios no nos va a hacer caso, vamos a seguir padeciendo su quietud porque no lo aceptamos como Dios, porque no lo dejamos Ser y Hacer, lo limitamos.

 No lo vemos-entendemos, decimos que tenemos fe y que Dios va a obrar, pero es autoengaño, Él no va a obrar según nuestras directivas. Dios no sigue órdenes.

 Dios va a obrar, pero como Él quiera, cuando y donde quiera, Él Es Dios y Sabe lo que Hace, así como y cuando lo hace.

 En medio de las dificultades debemos obrar al revés de como venimos haciéndolo: Instintivamente tratamos de retomar el control, pero debemos obrar con Fe Verdadera, es decir, entregándonos a la Voluntad de Dios, dejándolo obrar a Él, dándole el lugar y el tiempo necesario para que Él haga lo que quiere hacer.

 Las dificultades son para que aceptemos nuestros límites y veamos y aceptemos la necesidad de Dios, de un Salvador.

 En el evangelio de hoy vemos como los discípulos quieren dirigir, controlar, supervisar al Señor, y Él les dice claramente que lo dejen construir su Reino en el mundo como Él sabe hacerlo, Él Es Dios, y en seguida, les dice que ellos mismos deben ordenarse, corregirse, ajustar el rumbo, pues si bien se creen muy fieles, no son perfectos ni están obedeciendo a Dios como es debido.


Lecturas de hoy Domingo 26º del Tiempo Ordinario - Ciclo B

Primera lectura

Lectura del libro de los Números (11,25-29):

El Señor bajó en la nube y habló a Moisés; tomó parte del espíritu que había en él y se lo pasó a los setenta ancianos. Cuando el espíritu de Moisés se posó sobre ellos, comenzaron a profetizar, pero esto no volvió a repetirse. Dos de ellos se habían quedado en el campamento, uno se llamaba Eldad y otro Medad. Aunque estaban entre los elegidos, no habían acudido a la tienda. Pero el espíritu vino también sobre ellos y se pusieron a profetizar en el campamento.
Un muchacho corrió a decir a Moisés: «Eldad y Medad están profetizando en el campamento.»
Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino diciendo: «¡Señor mío, Moisés, prohíbeselo!»
Moisés replicó: «¿Tienes celos por mí? ¡Ojalá que todo el pueblo profetizara y el Señor infundiera en todos su espíritu!»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 18

R/.
Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R/.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.

Aunque tu siervo vigila
para guardarlos con cuidado,
¿quién conoce sus faltas?
Absuélveme de lo que se me oculta. R/.

Preserva a tu siervo de la arrogancia,
para que no me domine:
así quedaré libre e inocente
del gran pecado. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta de Santiago (5,1-6):

Vosotros los ricos, gemid y llorad ante las desgracias que se os avecinan. Vuestra riqueza está podrida y vuestros vestidos son pasto de la polilla. Vuestro oro y vuestra plata están oxidados y este óxido será un testimonio contra vosotros y corroerá vuestras carnes como fuego. ¿Para qué amontonar riquezas si estamos en los últimos días? Mirad, el jornal de los obreros que segaron vuestros campos y ha sido retenido por vosotros está clamando y los gritos de los segadores están llegando a oídos del Señor todopoderoso. En la tierra habéis vivido lujosamente y os habéis entregado al placer; con ello habéis engordado para el día de la matanza. Habéis condenado, habéis asesinado al inocente, y ya no os ofrece resistencia.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,38-43.45.47-48):

En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no es de nuestro grupo.»
Jesús replicó: «No se lo prohibáis, porque nadie que haga un milagro en mi nombre puede luego hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros está a favor nuestro. Os aseguro que el que os dé a beber un vaso de agua porque sois del Mesías no quedará sin recompensa. Al que sea ocasión de pecado para uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran del cuello una piedra de molino y lo echaran al mar. Y si tu mano es ocasión de pecado para ti, córtatela. Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al fuego eterno que no se extingue. Y si tu pie es ocasión de pecado para ti, córtatelo. Más te vale entrar cojo en la vida, que ser arrojado con los dos pies al fuego eterno. Y si tu ojo es ocasión de pecado para ti, sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos al fuego eterno, donde el gusano que roe no muere y el fuego no se extingue.»



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