13 ene 2019

EVANGELIO DEL DOMINGO, Bautismo del Señor


 EVANGELIO DEL DOMINGO, Bautismo del Señor



«Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco». (Lc 3, 22).



 Considerar que El Padre busca la Presencia Viva del Hijo en nosotros para bendecirnos con El Espíritu, y solo esta presente El Hijo si discernimos Su Voluntad y lo obedecemos-seguimos. Si El Hijo no Reina-Vive-Permanece en nosotros, no veremos al Espíritu, no recibiremos la Bendición de Dios.

 Dios Ama, Es Amor y quiere Amar, tenemos que aprender a dejarnos Amar por Dios.

 Sabemos sobre Dios, pero no conocemos a Dios, y no conocemos a Dios porque no nos hemos dejado Amar verdaderamente por Él.

 Todavía somos sumamente inmaduros, queremos que Dios nos ame como se nos ocurre, viene en ganas y buscamos que nos satisfaga en lo que queremos, necesitamos, ambicionamos, deseamos, etc.

 No escuchamos, no vemos, no entendemos lo que Dios quiere, ni siquiera nos interesa.

 Como no estamos verdaderamente dispuestos a obedecer a Dios, no sabemos lo que Él quiere, no conocemos su Voluntad, y en este punto es conveniente recordar que el primer pecado fue desobediencia, rebeldía, oponerse a la Voluntad de Dios.

 Estamos actualizando el pecado original constantemente, desobedecemos a Dios, aun hablando de Él todo el tiempo, incluso cuando creemos servirlo o pertenecerle.

 Hay que abrir los ojos, tenemos que dejar de engañarnos a nosotros mismos, es la hora de empezar a discernir la Voluntad de Dios y de llegar a obedecerlo-seguirlo verdaderamente.

 Solo en este camino de real obediencia a su Voluntad, llegaremos a conocer el gran Amor que Dios nos tiene, ahí seremos amados verdaderamente por Dios porque, fuera del camino, no hay luz, permanecemos a oscuras mintiéndonos-engañándonos, construyendo una evasión de la realidad que llamamos ‘piedad’ o ‘culto’.

 En definitiva, y volviendo al principio, Dios Es Amor y Ama, pero no conocemos ese Amor porque andamos fuera del camino, salimos por la tangente, formamos un mundo paralelo en el que hablamos de Dios y sobre Él, pero en el que Él aun no ha podido entrar, permanece afuera como espectador inerte, no lo dejamos Ser Dios, obrar como tal, verdaderamente aun no amamos a Dios como es debido, nos engañamos a nosotros mismos.

 Amar a Dios en verdad es aceptarlo-recibirlo, y lo recibimos-aceptamos cuando discernimos su Voluntad y lo obedecemos-seguimos colaborando en lo que Él quiere hacer en nuestra vida.

 Considerar que El Padre busca la Presencia Viva del Hijo en nosotros para bendecirnos con El Espíritu, y solo esta presente El Hijo si discernimos Su Voluntad y lo obedecemos-seguimos. Si El Hijo no Reina-Vive-Permanece en nosotros, no veremos al Espíritu, no recibiremos la Bendición de Dios.


Lecturas del domingo, Bautismo del Señor - Ciclo C


Primera lectura Lectura del libro del profeta Isaías (42,1-4.6-7):

Mirad a mi Siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco. He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la justicia a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará. Manifestará la justicia con verdad. No vacilará ni se quebrará, hasta implantar la justicia en el país. En su ley esperan las islas. «Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te formé e hice de ti alianza de un pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que habitan en tinieblas».

Palabra de Dios


Salmo Sal 28

R/. El Señor bendice a su pueblo con la paz

V/. Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R/.

V/. La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R/.

V/. El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!»
El Señor se sienta sobre las aguas del diluvio,
el Señor se sienta como rey eterno. R/.


Segunda lectura libro de los Hechos de los apóstoles (10,34-38):

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
«Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace acepción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los hijos de Israel, anunciando la Buena Nueva de la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.
Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él».

Palabra de Dios


Evangelio del domingo Lectura del santo evangelio según san Lucas (3,15-16.21-22):

En aquel tiempo, el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos:
«Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego».
Y sucedió que, cuando todo el pueblo era bautizado, también Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre él con apariencia corporal semejante a una paloma y vino una voz del cielo:
«Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco».

Palabra del Señor



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